Río Jabalón

El río Jabalón discurre sin premura, como lo hacen los ríos que no encuentran pendientes y no saben muy bien hacia dónde van. Será por eso que el Jabalón se entretiene zigzagueando y colmando tablas ribereñas. A cierta distancia, lo observan lomas suaves con paredones cuarcíticos, covachas de boca oscura y una gran roca haciendo equilibrios. Le acompañan también rutas de aires cervantinos que apenas se sostienen. Fluyen las aguas del Jabalón casi sin ganas, aunque acarrea la suficiente como para quedar bien, como para que a nadie se le ocurra quitarle el título de “río”.
Y de repente, aparece un antiguo puente con una carretera de las de antes. Aquellas carreteras lentas, bacheadas y sinuosas, en las que siempre encontrabas la recompensa de un buen recodo sombreado, en donde poner en práctica el buen yantar y hacer un alto en el camino. Ahora, el puente y la carretera no pertenecen a nadie. Han quedado a la merced silvestre de la naturaleza, y parecen no servir para otra cosa que no sea alegrar la mirada de algún que otro caminante.

Sorprende ver un tramo del Jabalon con tanta agua cuando hasta el pantano está seco

Cuando tiene agua es uno de mis rincones donde perderme,lastima de la basura que dejan los mal educados, cuando visitan la naturaleza.