Cueva De La Tía Micaela

Cueva-refugio de los siglos X-XI ubicada en un acantilado situado a 800 metros al norte del núcleo urbano de Cortes.
Se accede hasta ella por un agradable y cómodo sendero que parte desde los Covarrones de Cortes. Este es el acceso más corto. Para los andarines podéis iniciar la ruta en Graena y alargar un poco más el disfrute del estupendo paisaje que se puede contemplar durante toda la ruta.
Sea como fuere merece la pena llegar hasta ella aunque no se puede acceder a su interior sopena que contrates los servicios de un guía autorizado que os dé acceso al mismo.
En el recorrido, justo enfrente del poste que indica la dirección de la cueva, podréis contemplar una chimenea de hadas en el Cerro de detrás de la Venta del Río. Está formación es muy típica en la zona y no pasa inadvertida dado su tamaño.
Espero que, si os decidís a hacer la ruta, disfrutéis tanto cómo yo.

Original paisaje

La Cueva de la Tía Micaela es la suma de un conjunto de habitáculos rupestres realizados por la mano del hombre. De tipo refugio, fueron excavados en la roca a finales del siglo X o principios del XI por poblaciones norteafricanas, aunque fueron transformados con posterioridad para otros usos. Fue ocupada por almohades y nazaríes y finalmente abandonada en el siglo XVI.

El conjunto de la Cueva de la Tía Micaela, localizada en el término municipal de Cortes y Graena, se compone de distintas estancias distribuidas en tres niveles y unidas entre sí mediante pasillos, escaleras y pozos de comunicación: una verdadera y apasionante fortaleza excavada en la arcilla. La cueva tenía un único acceso protegido por un pozo, un matacán y una rueda de molino que bloqueaba la entrada.

Las habitaciones del primer nivel, de tamaño variable, conservan pesebres, elementos para atar el ganado, nichos para soporte de candiles, silos,... y hasta una gatera. Al segundo nivel se accede mediante una empinada escalera en recodo, labrada en la arcilla, que debió protegerse por diversos sistemas de cierre móviles. Aquí se encuentra el matacán y arranca un pequeño túnel que conduce al último reducto, protegido a su vez por una buharda.

Desde cualquiera de las ventanas de Tía Micaela, la vista recibe el regalo de un paisaje extraordinariamente bello.

Sabor agridulce nos deja la experiencia.

El sitio es curioso, aunque no está bien señalizada la ruta para llegar. El paseito entre cultivos de olivos y almendros es agradable, pero cuando llegamos allí estaba cerrado y ningún horario a la vista. Siquiera un poquito de ambientación para imaginarnos la vida de aquellos que usaron la cueva como casa. Una pena.

No le pongan demasiadas espectativas a la "ruta troglodita".

Un poco mal señalizado y ademas cerrado en el puente de diciembre

Muy mal estado la de estas cuevas, por lo que casi no merece la pena verlas, a no ser qué seas una persona excesivamente curiosa. La información de los carteles es inexistente por falta de mantenimiento. Las cuevas están cerradas y dudo que hayan abierto en mucho tiempo, a eso sumarle que la gente ha vandalizado el lugar poniendo sus nombres.