Área la Granja (PAUL III)

Buena comida y buena calidad! Los camareros atentos y muy limpios .

¡Oh, qué joya de parada en carretera! Llegamos a las 22:15, y lo primero que nos dice la camarera, fue que su turno terminaba a las 23:00 y que por favor no nos enamoráramos del lugar y nos fuéramos rápido. Todo un toque de hospitalidad que solo encuentras en los mejores cuentos de terror.

Ahora, hablemos de la comida, aunque llamar a eso ‘comida’ es ser generoso. Comenzamos con unas patatas fritas que en realidad eran chips, probablemente las peores que he probado en mi vida. Blandas, insípidas y con una textura que solo puedo comparar con la de un cartón humedo. Algunas patatas fritas perdidas en medio del plato pero recalentadas del medio dia SEGURO !
Luego, el pollo… ¡ay, el pollo! Si alguna vez te has preguntado a qué sabe una suela de chancla, este es el lugar para descubrirlo. Duro, seco, y sospecho que reutilizado de alguna vida anterior, posiblemente del almuerzo o quién sabe si de la semana pasada.

El plato fuerte fue la hamburguesa, que según el menú estaba hecha de carne de buey. Pues sí, de buey quizás, pero seguro que ya había pasado su mejor momento hacía años. Lo mejor fue descubrir que no era ni siquiera de buey, sino una mezcla de lo que parece ser restos de res y cerdo. ¿Exótico, no?

Pero la guinda del pastel fueron los chorizos que pedimos. Dicen que el chorizo es un embutido que nunca decepciona… bueno, aquí han roto esa regla. Duro como una piedra, casi me rompo un diente tratando de cortar uno. Cuando pedí croquetas, la camarera con una sonrisa que casi parecía dolorosa me dijo que no había más. Curioso, porque más tarde deduje que no querían volver a encender la freidora, lo que explicaría las chips y las papas con sabor a ‘mejor no preguntar’.

Para cerrar con broche de oro, cuando mencionamos que la comida estaba terrible, la camarera se mostró genuinamente sorprendida. ¿Será que pensó que estábamos en un restaurante diferente? Porque la única cosa que maduró aquí fue mi paciencia, y créanme, ya pasó su punto de cocción.

Al irnos, ví como las tortillas de patata iban a pasar la noche acostaditas en su plato en el mostrador de la barra ni siquiera refrigerado. Que alegria de cagalera le dará al que se la coma mañana...

En resumen, un lugar perfecto para aquellos que buscan emociones fuertes, el riesgo de perder el sentido del gusto y una experiencia que seguro recordarán… pero por todas las razones equivocadas. ¡No se lo pierdan!

Mala organización, malas formas y pésima experiencia en el día de hoy, mala comida, mucho que mejorar, el cliente no es una prioridad para ellos

En Resumen: Cutre