Convento de San Francisco

En 1538 los franciscanos de Baeza, ante el mal estado en que se encontraba su templo, acordaron llevar a cabo la construcción de uno nuevo. Ante la falta de fondos, obligó a los monjes franciscanos a buscar ayuda.
Esta ayuda le sobrevino gracias a la familia baezana de los Benavides, quienes otorgaron el dinero necesario para su construcción. Se acordó con la comunidad monástica, que el nuevo templo tenía que albergar una capilla funeraria donde se enterrarían sus mecenas (los Benavides) y sus descendientes. Esta fue construida por Andrés de Vandelvira. La construcción se prolongó hasta bien entrado el siglo XVII.
La capilla quedó arruinada a principios del siglo XIX a causa de un terremoto, el de Lisboa, seguido por desastrosos temporales y finalmente por el saqueo de las tropas napoleónicas. Vendida, al igual que el resto del convento con ocasión de la Desamortización de Mendizábal, su espacio acabó ocupado por viviendas y comercios que perduraron hasta que en los años setenta del siglo XX vuelve a liberarse su solar.
Hoy en día se utiliza el templo como auditorio.