Restaurante Converso

Nos alojamos en el estupendo hotel de Castilla Termal del Monasterio de Valbuena y bajamos a cenar al restaurante. Pedimos unos ravioli de gallina y un arroz meloso. Ambos platos estaban exquisitos. Los ravioli muy originales, destacando la corteza crujiente que hacen con la piel de pollo y un caldo de gallina delicioso. Del arroz nos ha encantado la carne de ciervo cocinada magistralmente y la mezcla de sabores del caldo. Sin duda, comida de categoría, lo recomiendo. Por poner un pero, las bebidas son considerablemente caras.

Está dentro del hotel, con una carta distinta al gastrobar aunque similar, y más cara, y la misma cocina.

El principal problema es que cogen productos que son extraordinarios, como, por ejemplo, los provenientes de la huerta del hotel, y los maltratan. Eso sin entrar a valorar detalles de servicio tales como que, en un 5 tenedores dentro de un hotel 5 estrellas, de dos botellas de vino que pedimos una de ellas la descorche el mesero y no lo de a probar antes de servir.
Tampoco ayuda a una buena valoración que cambien la configuración de los platos y no te avisen hasta que los sirven (de zanahorias estofadas a tiras de pan de tortita fritas), que el pan sea precocido, o que el significado del punto de la carne o el tamaño de las raciones varíe en virtud del ánimo de cocina... o de lo que sea.
Por desgracia, la mala oferta culinaria también repercute en la experiencia del hotel, pues no hay sitios en los que comer o cenar si no es cogiendo el coche para ir a otro pueblo.